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Historias de Beva

Relatos eróticos | 0 Comentarios

Un relato erótico que narra un encuentro sexual entre una mujer casada y un amigo a través de Internet. Este relato erótico participa en nuestro concurso, así que si te gusta no olvides dejar tu comentario al final.

Beva estaba en su oficina, durante el día tenía tanto trabajo que se pasaba la mañana haciendo números y anotando entradas en el debe y el haber de la hoja de cálculo de su ordenador, las cuentas del hotel eran su trabajo, y aunque no era mucho el tiempo que en realidad le llevaba hacer todos los apuntes, a ella, que era muy meticulosa, le gustaba repasar bien las cosas, vestida con sus tejanos y su camiseta de manga larga, el pelo recogido en una coleta y su eterna sonrisa dibujada en su cara, anotaba y anotaba y finalmente repasaba hasta que una vez comprobado de forma exhaustiva que todo era correcto, llegaba el momento de tomarse un ligero respiro.

En esos momentos, miraba el reloj y comprobaba que tenía tiempo, a veces estaba tan embelesada entre sus anotaciones y el teléfono que de vez en cuando la sacaba de su ensimismamiento, que le llegaba la hora de comer y se iba, y aunque le gustaba mucho lo que iba a hacer, era lo suficientemente responsable, como para anteponer su trabajo a la diversión, pero hoy era estupendo, faltaba una hora para que se acabara su jornada laboral y pensó, mientras una sonrisa traviesa se dibujaba en su rostro que si encontraba a Xavi lo iban a pasar muy bien…

Conectó su mesenger y mientras el muñequito empezaba a girar en su barra de herramientas, sintió un agradable calorcillo invadiendo su cuerpo, no podía evitarlo, Xavi le gustaba mucho, era divertido, muy caradura, pero buenísima persona y le encantaba hablar con él y pasar el rato diciendo burradas, aunque en mas de una ocasión, había acabado, ufff, muy muy caliente después de charlar con él, habían sido las veces en que Xavi había llevado la charla al tema del sexo y ella se había dejado enredar porque a ella también la gustaba la sensación de excitación en su pecho y en su intimidad.

El muñequito se puso verde, y aparecieron los contactos que estaba conectados, y su sonrisa se borró al ver que Xavi no estaba entre ellos, se puso en ausente y pensó rápidamente que iba a hacer, si el no estaba no le apetecía mucho estar hablando con otras personas, y en ese momento sonó el teléfono, era Carlos, su marido, lo tomó y le confirmó que si, que comerían juntos en el restaurante que había cerca de la playa, y se sintió agradecida, los últimos días que había comido allí, no se había sentido a gusto, un par de ocasiones un tipo raro la miraba con cara de baboso, y en otras dos había coincidido con gente de su oficina, y en lugar de comer a solas y relajada, habían seguido hablando de trabajo, una vez colgó el teléfono y vuelto a mirar el reloj, al mirar a la pantallita, vio un rectangulito amarillo destelleando en la parte inferior, si, era Xavi, y curiosamente, una oleada de flujo inundo su vagina, la sorprendió esa sensación de humedad repentina, así como notar sus pechos más duros y los pezones irguiéndose bajo la tela del sujetador y la camiseta, pero le gustaba tanto estar así… abrió la ventanita y empezaron a hablar.

Después de varios minutos bromeando sobre sus respectivos trabajos y comentando como había ido el fin de semana, Xavi le soltó de golpe, que la deseaba, que en el momento en que encendió el ordenador y se puso a pensar en ella, su miembro se había endurecido y empezando a palpitar, y que cuando la vio conectada, la sensación había aumentado.

Beva, bromeó, aunque en su fuero interno estaba halagada del deseo de Xavi, diciéndole y que vamos a hacer con esa cosita?, Xavi le dijo que quería masturbarse para ella, no sería la primera ocasión, pero en esta, Xavi puso su webcam, una nueva oleada de flujo volvió a dejarse sentir en su vagina, y mientras esperaba que se viera la figura de Xavi, Beva se dio cuenta que estaba ansiosa y muy caliente, y que todo su coñito palpitaba, clara muestra de que ella sentía un gran deseo también.

Al activarse por fin la pantalla de la cámara de Xavi, Beva vio su polla, se veía enorme, Xavi la sujetaba con dos manos mientras el capullo sobresalía mas allá de las dos manos y luego la liberaba para mostrarla erecta y gruesa ante sus ojos, y la mano de Xavi moviéndose despacio arriba y abajo solo para ella, le gustaba verlo así… le encantaba el morbo que la hacia sentir, mientras no podía apartar sus ojos de aquella polla, notaba cada vez con mas fuerza su propio deseo y las ganas que sentía de acariciarse, instintivamente, una de sus manos, bajo hasta su entrepierna, y apoyando su mano sobre su clítoris tapado por el tejano, y sus dedos donde la vagina, sintió un escalofrió de placer recorrerla entera, mientras con su otra mano, escribía…

– Meneatela más, baja la piel, quiero ver tu capullo hinchado.

Xavi no escribía, con una mano acariciaba sus testículos mientras con la otra seguía masturbándose despacio, aunque Beva pensaba que estaba acelerando el movimiento, seguía mirándolo mientras su mano, se apartaba de su coño, para ir hasta el botón del jean y lo desabotonaba al tiempo que bajaba la cremallera, y su mano se introdujo bajo la braguita llegando rápidamente a su monte de venus, que al sentir llegar los dedos al clítoris, la hizo estremecerse de nuevo, Dios, como le gustaba estar así de cachonda, casi podía oler el olor de su coño mientras las yemas de los dedos jugueteaban con el clítoris, se le cerraban los ojos pero los volvió a abrir para ver como la mano de Xavi se movía más deprisa sobre su polla tiesa y gruesa, vio como la otra mano masajeaba el glande morado de tanta sangre que lo llevaba y sus propios dedos se deslizaban entre los labios para llegar a su vagina, totalmente abierta e inundada de flujos, notaba como sus dedos podían chapotear en la entrada de su coño, y sus piernas se separaban, volvió a escribir…

– Me estoy masturbando, estoy muy mojada Xavi, como me gustaría que estuvieras aquí ahora para comerme y beberme entera.

Pero como ella ya sabia Xavi seguía masturbándose, y ella seguía hipnotizada mirándolo, fijamente, aquella polla la volvía loca, no quería comparar pero indefectiblemente recordaba la de Carlos y no tenía nada que ver, y eso la ponía aun más cachonda, el saber que no era aquella polla la que la follaría al llegar a casa, sino la de Carlos, pero ahora él no estaba y aquella polla si, y una mano la acariciaba con fuerza una y otra vez, mientras ella seguía penetrándose con sus dedos y jadeando con sus piernas completamente abiertas, estaba muy cerca de correrse y deseaba correrse con muchas ganas, y volvió a escribir…

– Me voy a correr, como me pones Xavi, me tienes empapada…

Al leer eso la mano de Xavi paso por delante de la pantalla y vio como el escribía, lentamente, sin dejar de masturbarse con la otra mano…

– MI leche es para ti, estoy a punto mirala, tomala, es tuya..

Y al siguiente instante la mano se movía como loca y Beva vió como varios chorros de leche salían disparados de la polla, cayendo luego sobre la mesa, y su propio orgasmo se manifestó haciéndola temblar sobre la silla, casi dando saltitos, apretando los dedos que estaban dentro de su vagina, mojadisima y mordiéndose la lengua para no gritar de placer, seguía mirando como la mano de Xavi frenaba su velocidad, mientras seguía saliendo semen derramándose ya con menos fuerza sobre la mano masculina que lo extraía en los últimos movimientos.

Beva retiro su mano de su coñito respirando agitada, mientras veía a Xavi limpiarse la polla y llevo sus dedos a la boca, le encantaba chupetear los dedos mojados en sus jugos, mientras imaginaba que lo que chupaba era aquella polla dura que ya se iba relajando… una nueva llamada la hizo respingar, viendo que era Carlos de nuevo, contesto mientras escribía en el mesenger, que se tenía que ir.

– Si, ya salgo y comemos cariño, dame dos minutos que voy al baño

Mientras decía eso Xavi desconectó, y apagó la cámara y ella se quedó con ganas de decirle algo… dios, en aquel momento lo deseaba tanto que no quería irse… pero se volvió a abrochar el pantalón y se fue al baño, se lavo manos y cara y se peinó, unos agradables colores rosados se dibujaban en sus mejillas y los ojos brillaban, era tan evidente que había disfrutado, y cerrando los ojos y suspirando cerró la puerta del baño y cogiendo el bolso salió de la oficina pensando.

Esta tarde le llamaré, necesito verle, me había negado hasta ahora ese deseo, y él ha insistido mucho en que nos veamos, pero si, ahora se que yo también quiero verle… y cerró la puerta de la oficina.

Un relato de Catman

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