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Mi pareja no me excita

General, Sexualidad | 1 Comentario

La vida en pareja no siempre es fácil, nadie dijo que lo fuera, si no hay una comunicación fluida a todos los niveles puede que la cosa se vaya erosionando. Uno de los pilares son las relaciones íntimas, sin embargo la rutina puede pesar como una losa y hacer que de repente un día te digas a ti misma: mi pareja no me excita!

La verdad que esto es algo que puede ocurrir tanto en los comienzos de una relación o cuando ya llevan tiempo juntos, la cosa comienza a fallar a causa de la falta de originalidad o por falta de entendimiento, en esos momentos la comunicación es esencial ya que por el momento no somos capaces de leer la mente, de nada sirve dejar pasar las cosas que no te gustan o que no disfrutas sin más… pero si mi pareja no me excita ¿cómo decírselo?.

Si te has decidido a hablar con él de sus preliminares demasiado cortos, de su falta de originalidad en la cama, o de sus extraños gemidos que te desconcentran por completo, tan sólo te falta encontrar la palabras adecuadas.

Si mi pareja no me excita y quiero decirselo, ¿debo ser directa o diplomática?, todo depende del tipo del tipo de tema y del tipo de amante con el que vayamos a tratar, ten por seguro que vas a herir su orgullo aunque sea un poquito, pero todo sea por mejorar. Aquí te dejo algunos ejemplos de amantes y como lo podrías enfocar:

El amante susceptible

Todo un clásico, el amante susceptible es bastante común, podríamos decir incluso que este tipo de amante, para bien o para mal, está latente en todos los hombres. Él se esmera por hacerte feliz, pero no encaja las críticas, y se desanima si sus esfuerzos no se ven recompensados. Su amor propio está justo por debajo de la cintura. Mi pareja no me excita: ¿Qué hacer con este tipo de amante?

Pues no se trata del caso más complicado, ya que de entrada se toma las molestias de darte placer, por tanto lo más sencillo es tratar de dirigirlos con tacto y diplomacia, no debe ser una tarea difícil. Basta por ejemplo con hacer un poco la pelota, dile que te ha encantado cómo ha mejorado haciendo el cunnilingus o cuando te acarició en esa zona que tanto te gusta, pero que si además hiciera […], y ahí enganchas con lo que quieres pedir, raro será que lo tome a mal.

El amante vago

El amante vago también es por desgracia bastante frecuente, se encuentra igualmente en estado latente en la inmensa mayoría de los hombres, y se manifiesta más allá de los treinta. Con él llegas a conocer de memoria el techo y las lamparas de tu dormitorio a fuerza de practicar el misionero una y otra vez, prácticamente los mismos días y a la misma hora, la rutina elevada a la enésima potencia – ok, quizás exagero –.

Es más que probable que quieras variar de placer cambiando de postura de vez en cuando… sin embargo el señor vuelve a casa demasiado cansado como para probar la resistencia de vuestra nueva mesa de Ikea, así que te tienes que conformar con los servicios mínimos.

¿Qué hacemos con este? Tratar de sincronizar vuestra libido: que por la tarde viene cansado, pues prueba por la mañana! Quizás en la ducha… en cualquier caso prueba a tantearlo por la mañana, y luego cuando vuelva del trabajo recordarle lo bien que lo pasasteis por la mañana con un pequeño masaje, seguro se anima y quién sabe…

Además puedes probar con un poco de lencería sexy, intentar nuevas posturas, nuevos lugares y por qué no, probar con algún juguete erótico.

El amante egoísta

El amante egoísta es quizás el caso más complicado, este tipo de amante es egoísta porque antepone su propio placer al tuyo lo que revela un problema de fondo. Es probable que tratar de hacerle entender que esta situación no te gusta no sea suficiente, con lo cual hará falta adoptar una estrategia un poco más retorcida.

Se trataría de hacerle ver que pensar en placer de ambos le interesa, es decir, si por ejemplo alarga los preliminares hará que tu estés más excitada y que quieras darle aún más placer. Y cuando se ponga manos a la obra intenta que el momento sea lo más erótico posible, manteniendo su mirada en todo lo que te hace, y mostrando cuanto te gusta lo que te hace. De esta manera su placer depende igualmente del tuyo.

Si la situación no cambia, puede que sea un caso perdido que simplemente te utiliza para su propio placer. Con lo cual no merece la pena que sigas con él, déjalo ser, y con el tiempo se acabará dando cuenta de que ese tipo de comportamiento no es compatible con una vida en pareja.

El amante demasiado seguro de si mismo

Tu pareja se preocupa de tu placer pero estima que su método es el bueno y que si la cosa no funciona es problema tuyo. Con este tipo de amante no merece la pena discutir, puede que se base en lo que ha leído o en su propia experiencia en lugar de tratar de conocer tu cuerpo, así que lo mejor es pasar a la practica.

Muéstrale por tus gestos, por tu actitud, que no disfrutas de esa postura o de esa caricia, y en cambio insiste por quedarte en un postura que te excita, puedes sobreactuar un poco para que sea más evidente… pero tampoco te pases.

Cuando haga algo que te gusta le recompensas y cuando no pues mantienes la distancia, se trata de demostrar, de hacer ver de qué manera consigue darte placer y de que manera va por mal camino. Hay que reprogramar el chip o de lo contrario nunca conseguirás que te excite como a ti te gustaría.

Otra opción sería recurrir a un juguete erótico, normalmente decimos que no sirven para reemplazar a la pareja, pero en este caso te puedes comprar uno para motivar su competitividad. Aunque no lo diga, es probable que en su fuero interno no vea con buenos ojos a tu nuevo amigo de silicona, y entonces dé más de si para poder superarle.

Espero que esta serie consejos y casos prácticos de haya servidor, da cierta angustia cuando una amiga te confiesa algo como que mi pareja no me excita, si es tu caso o el de una amiga, ya tienes algunas soluciones.