La relaciones de pareja pueden llegar a ser muy románticas, algunas llegan a compenetrarse tanto que uno forma parte del otro, es lo que alguno define como pareja simbiótica, donde el individuo pierde su identidad individual y pasa a compartir totalmente con la pareja su vida, amigos, y actividades, digamos que hay un alma y dos cuerpos.
Esto es muy bonito y puede durar toda la vida, pero si uno de los dos falla por desgaste, o porque aparece una tercera persona o por la razón que sea, y la pareja se rompe, superar una ruptura sentimental de este tipo puede ser muy muy complicado.
A este respecto hace unos meses se realizaron varios estudios bajo el título Who am “I” without “you”? The influence of romantic breakup on self-concept clarity, algo así como «¿Quién soy Yo sin Ti? La influencia de la ruptura en la claridad del concepto de uno mismo», llevado a cabo por Erica Slotter y otros investigadores de la Northwestern University.
En dichos estudio participaron universitarios que habían sufrido una ruptura sentimental unos tres meses antes. La idea era investigar sobre cómo una persona sumida en este tipo de relación sentimental reacciona y supera la ruptura cambiando el concepto de si misma: el cómo nos valoramos, cómo nos sentimos en relación con nuestro cuerpo y con nuestras habilidades, actitudes y creencias.
Por ejemplo, en general al producirse la ruptura sentimental con una persona a la que llevamos ligada cierto tiempo, una puede sentirse vulnerable, menos atractiva e inteligente, de repente todo cambia y toca redefinirse, sin embargo el ser humano por lo general no acepta los cambios con facilidad.
Tras realizar los estudios, en líneas generales llegaron a algunas conclusiones obvias y otras no tanto. En la mayoría de los casos, los jóvenes sentían que el concepto que tenían de si mismos había cambiado tras la ruptura, ya que habían comenzado nuevas actividades y aficiones, hecho nuevos amigos, etc.
Curiosamente cuanto mayor cambio notan menos claro tienen la percepción de sí mismos, se crea una especie de confusión entre su Yo cuando estaban en pareja y su nuevo Yo, lo que agudiza el dolor emocional. Digamos que lo ideal sería asumir lo más pronto posible el nuevo concepto de uno mismo para así sufrir por menos tiempo.
Esto sin duda es a causa de esa interdependencia que existe en las parejas románticas o simbióticas, el acostumbrarse a depender el uno del otro magnifica la confusión y dificulta superar una ruptura. Es más, la individuos más comprometidos son los que peor lo pasan, su angustia es más aguda ante la falta del otro, aunque también el rechazo y otra serie de sentimientos fruto de la ruptura sentimental pueden acentuar esa angustia.
En conclusión, las relaciones sentimentales románticas pueden proveer algunas de las mejores recompensas emocionales en la edad adulta, pero también nos pueden hacer vulnerables. Este tipo de parejas fusionan sus actividades, sus amistades, objetivos, e incluso los aspectos que definen el concepto que tienen de sí mismos, son parejas que se completan. Cuando estas relaciones terminan, los individuos no sólo sufren dolor por la perdida de su pareja, también por los cambios en si mismos.